Camino por Bogotá, escuchando gente hablar, viendo atroces ejemplos de cero civismo, viendo una ciudad sin futuro, un país tal vez.
Hoy me siento menos atraído por Bogotá y por Colombia. El caos manda, y la falta de respeto por los demás y por las leyes reina. Nací colombiano y moriré colombiano, nunca me avergonzare de quien soy, de la educación de mis padres, sin embargo, es imposible no sentirse mal cuando se pueden ver conductores de busetas cruzando semáforos en rojo sin importarles los peatones, cuando las noticias son solo corrupción al mas alto nivel, cuando los periódicos son solo muertes entupidas, cuando las historias de todos los días son robos y atracos, cuando las calles están destruidas y muchas no están pavimentadas, cuando se ve la gente botar la basura en la calle, cuando los padres no le dicen nada a sus hijos por ser groseros, cuando la pobreza abunda, cuando se ven profesionales ganarse trescientos dólares al mes, cuando camino por la calle y da miedo que lo roben, cuando hay cosas tan o mas costos que en el resto del mundo, cuando a nadie le importa nadie, cuando todo mundo se paso las leyes por la brocha, cuando la gente no quiere pagar impuestos, y cuando los impuestos se usan para el lucro personal de algunos pocos, cuando ser honesto se volvió imposible, cuando existe tanta diferencia social, cuando se escucha a mujeres llamarse marica la una a la otra, cuando hay tanto anciano pidiendo limosna, cuando los niveles de maltrato a menores y a mujeres es tan absurdo, cuando el gusto y la estética se limitaron a unos pocos.